jueves, 24 de febrero de 2011

LA PEDAGOGÍA EN J.R.R TOLKIEN



La escuela ya no tiene el monopolio de la educación y el aprendizaje; ni aún la televisión, ni el internet; pero tal vez, desde siempre, lo haya tenido el viaje.

El observar cómo se ennoblece un personaje, desde el Patito Feo hasta Frodo, era algo que conmovía a Tolkien; mucho más que la lucha del bien contra el mal, de las pasiones y quebrantos del mundo. Y eso es lo que sucede en el personaje principal de ESLA (El Señor de los Anillos) Frodo pasa un proceso de ennoblecimiento a lo largo de su viaje.

Cuando se origina la “Comunidad del anillo” en el lugar donde viven los elfos, la mayoría de los integrantes son héroes y guerreros consumados que durante toda su vida se habían adiestrado en el combate. Pero Frodo era un simple y pequeño Hobbit, pacifico y amante de la naturaleza, no tenía mucha fuerza física, ni era veloz, quizá ni sabía montar a caballo, en fin, no era un héroe como Aragorn y los otros.

A pesar de sus debilidades que parecían inadecuadas para su misión, se decidió a cumplir con su cometido, el cual lo llevó hacia un peligroso viaje que lo puso a prueba hasta el límite, un viaje de aventura y compromiso que le proporcionó un aprendizaje y desarrollo que no hubiera obtenido en una aula o encerrado en una biblioteca; porque en ese viaje experimentó el miedo, la persecución, el dolor, la añoranza, la fatiga, el hambre, el peligro y casi la muerte; además del tormento emocional que le provocaba la tremenda responsabilidad de llevar el anillo.

Pero en ese viaje también aprendió a tener fe (aunque nunca oraron a Ilúvatar para derrotar a Saurón) por ejemplo, cuando Frodo es clemente con Gollum, demuestra compasión  y perdón, además de la creencia en un destino divino, también desarrolló la confianza en sí mismo y se aferró a la idea de que existe la bondad. Descubrió en él nobles virtudes como la paciencia, el valor, la fortaleza y la determinación. Virtudes que, quizá, jamás hubiera desarrollado si se hubiera quedado en la Comarca.

Su viaje resultó educativo y de formación, como el que emprendió Jasón con los Argonautas. Tal vez cuando Frodo salió de la Comarca se miró a un espejo y observó su pequeño yo, pero cuando regresó ya era grande, porque pasó por un proceso de ennoblecimiento que solo podían darle las adversidades a las cuales se enfrentó durante ese viaje iniciático.

Según Tolkien, los artífices de la historia no siempre son héroes y villanos célebres, sino individuos anónimos y tal vez insignificantes a los ojos de los demás. Por esa razón, Elrond, el elfo dijo: “Esta es la hora de quienes viven en la Comarca (los Hobbits), de quienes dejan los campos tranquilos para estremecer las torres y los concilios de los grandes” (ESLA P. 293). También Galadriel, dijo, refiriéndose a Frodo: “Aun el ser más pequeño puede cambiar el rumbo de la historia”.

viernes, 11 de febrero de 2011

LA PEDAGOGÍA DEL MIEDO

   
El temor ha sido utilizado para controlar el hábito y conducta de los niños, tanto en la escuela como en el hogar y ha cobrado persistencia en la educación tradicional, con intimidaciones, golpes y castigos. Pero desde la antigüedad se vislumbra un miedo más psicológico, un panteón teratológico de ostentos, monstruos y portentos. En la Odisea (el libro que educó a los griegos antiguos) desfilan Sirenas,  arpías, brujas y cíclopes; además de la mitología griega y romana se observan lamías, gorgonas, sátiros, centauros, hiedras etc. En la Edad Media llegaron los demonios del bajo astral; en la Ilustración las figuras grotescas tomadas del clasismo romano. En el romanticismo, las historias góticas con vampiros, gárgolas y aparecidos.

Todos estos monstruos han sido utilizados en los cuentos de abuelas y nodrizas como un conductismo siniestro para atormentar y controlar la conducta de la niñez de épocas antiguas.

Todo esto no termina en el pasado con su literatura, mitología e iconografía, porque en épocas contemporáneas también existen temibles monstruos creados por el cine, las leyendas urbanas y la literatura utilizados con el mismo propósito de controlar por medio del miedo.

Un libro que me llamó la atención con respecto a este tema y que se utilizó para educar (en el miedo) es el Struwwerlpeter (Pedro el despeinado) libro infantil escrito en 1884 por el alemán Heinrich Hoffman para educar a su hijo. L a obra es un catálogo de horrores que muestra escenas trágicas que le suceden a algunos niños por ejemplo: una niña que muere quemada al jugar con cerrillos, otro niño que no quiere comer su sopa y muere de hambre estilo anoréxico, también hay niños distraídos y traviesos con mala conducta como el niño que se chupa los dedos hasta que un sastre se los corta con sus tijeras de un solo tajo. En esta obra se observa una educación castrante y represiva de la Alemania del siglo del siglo XIX. En la actualidad no es recomendables para menores, al igual que el libro de cuentos que escribió Bram Stoker porque eran demasiado tenebrosos.

Otro personaje interesante que es retomado por E.T.A. Hoffman es “El hombre de la arena” (Der sadman) un ser bondadoso, pero que Hoffman le dá un giro siniestro y malévolo que es la pesadilla de los infantes porque le saca los ojos a los niños que se portan mal. Tal vez este personaje haya inspirado a Metallica para su canción de “Enter Sadman”

El maremágnum de entes y monstruos que con la finalidad de atemorizar y controlar los hábitos de los pequeños pueden clasificarse de la siguiente manera:

1. Seres que se tragan a los niños: el Papón y los ogros.
2. Los chupasangre: vampiros (Lilith, Caín), lamías y brijas.
3. Seres que se llevan a los niños sin comérselos: el hombre del saco, hadas, trolls, duendes, extraterrestres,    aves rapaces, el diablo y el flautista de Hamelin. (Lo peor que le puede pasar a un niño es que lo separen de sus padres)
4. Animales: el zorro, el lobo, las hienas y las arpías.
5. Personajes históricos: Herodes, el meco, Drake, los gitanos y últimamente el Michael Jackson.
5. Entes abstractos: la noche, la niebla y la muerte.
    (Algunos de estos entes pueden encajar en otras categorías)

Pero el ente más famoso de toda esta lista de siniestros personajes es el famoso “Coco” y tal vez no exista un niño que no haya sido asustado y amenazado con el Coco, porque es el personaje más omnipresente y es el arquetipo del inconsciente colectivo. En el diccionario de Sebastián Covarrubias (1611) aparece el significado del Coco: … figura que causa espanto… está en lo oscuro o muestra color negro de Cus… En otro diccionario de Joan Corominas, dice: los compañeros del navegante portugués  Vasco da Gama llamaron así al fruto del cocotero por semejanza de la cáscara y sus tres agujeros con una cabeza con ojos y boca, como la de un coco o fantasma infantil. Sin embargo, su etimología parece derivar del griego: “kakós” que significa feo, deforme y mal hecho; otro significado es “Kókos” que significa grano o pepita.

Lo seguro es que todos estos monstruos, reales o imaginarios, son el origen de pesadillas, temores, traumas y fobias que surgen en la infancia provocando daños psicológicos. Lo importante es utilizar otros métodos y procedimientos para lograr mejorar la conducta de los niños sin recurrir a los Cocos, ni crearles miedos irracionales ya que el Coco se niega a desaparecer en el olvido y cada vez expande su miedo a otro público de más edad porque podemos decir que el Jason es el “Coco” de los adolescentes.

miércoles, 2 de febrero de 2011

LA PEDAGOGÍA SEGÚN LOS SIMPSON



Bart y Lisa asisten a una escuela pública tradicionalista que tiene un bajo nivel educativo (que raro), la mayoría de los alumnos son mediocres, salvo Lisa y otros cerebritos. Además asisten otros grupos de alumnos que conforman la escuela como los fresas, los ñoños nerds y los brabucones busca pleitos que les gusta molestar ñoños.

Bart es un pésimo estudiante, siempre repite año, saca malas calificaciones, no hace tareas, es castigado con planas que hace en el pizzarrón, no estudia, reprueba los exámenes, se sienta en la última silla de la fila, hace trampa (una vez lo mandaron a una escuela de superdotados por copiar en un examen) es un baquetón que dentro del salón de clases muestra una conducta disruptiva, no aprovecha el momento del aula por lo que se dá una fenomenología del relajo. Lo único que le interesa es hacer bromas y travesuras por lo que se mete en problemas y los alumnos más grandes lo bullytean y le hacen calzón chino.

Tiene una concepción anarquista de la escuela: no respeta a sus maestros ni al director, ni a ninguna autoridad escolar o familiar. Educativamente, es un nihilista, niega la cultura, odia los libros, no le interesan las cosas trascendentes ni educativas, ni tiene un fin teleológico, no ha definido su vocación, ni amor a la vida, aunque de grande, hipotéticamente hablando, ha sido un demoledor de edificios, un jipi y también un fósil que no puede terminar la primaria y no pasa ni de panzazo.

Pero en una ocasión a Bart le cae el veinte y toma conciencia de su situación, por lo que se preocupa por pasar un examen y hasta le pide a Dios para que ese día no haya clases y tenga tiempo de estudiar. Para su sorpresa se suelta una tremenda nevada por lo cual se suspenden las clases; él intenta estudiar, pero afuera hay niños jugando y divirtiéndose en la nieve, Bart es muy lúdico y lucha contra sus debilidades, pero al fin de muchos intentos y a pesar de todas las distracciones logra estudiar y pasa su examen con una calificación baja, pero él se alegra como si su hubiese sacado la lotería, pues experimenta una pequeña autorrealización momentánea.

En otro capítulo Bart se entrena para ganar un juego de golf y le pide ayuda a Lisa, ésta se lo lleva a escalar montañas y practica yoga, hasta le propone koanes (acertijos budistas) para abrir su mente, ejemplo: “crees que exista el ruido si no hay quien lo escuche” o “qué sonido hace una sola mano que aplaude”. Finalmente Bart gana el juego gracias a su entrenamiento y perseverancia. En estas ocasiones singulares vemos a un Bart diferente a su conducta habitual donde rompe sus esquemas y se muestra diferente porque trasciende en sí mismo.

En otras tantas de sus travesuras le pega un letrero a la espalda del director Skiner (su némesis) que dice: “patéame”, el director se dá cuenta y al mismo tiempo le pone otro letrero a Bart que dice: “edúcame”, pero a Bart nadie lo va a poder formar aunque tenga los mejores maestros, el tiene que educarse a sí mismo como lo ha logrado en estas dos ocasiones. Sin embargo, se le pueden recomendar algunas escuelas como: la Escuela activa, Filosofía para niños, Sumerhill o la del pensamiento complejo de Edgar Morin, ya que él ha asistido a escuelas públicas, privadas y militarizadas que no le han funcionado.

A pesar de todo esto Bart es listo, aunque no encaje en las inteligencias múltiples de Goleman, su inteligencia es maquiavélica, porque puede formular planes ingeniosos para la destrucción, el boicot y el sabotaje. También tiene un lado bueno y tierno en algunas ocasiones, tal vez Bart se parezca a algunos niños globales y postmodernos.