miércoles, 2 de febrero de 2011

LA PEDAGOGÍA SEGÚN LOS SIMPSON



Bart y Lisa asisten a una escuela pública tradicionalista que tiene un bajo nivel educativo (que raro), la mayoría de los alumnos son mediocres, salvo Lisa y otros cerebritos. Además asisten otros grupos de alumnos que conforman la escuela como los fresas, los ñoños nerds y los brabucones busca pleitos que les gusta molestar ñoños.

Bart es un pésimo estudiante, siempre repite año, saca malas calificaciones, no hace tareas, es castigado con planas que hace en el pizzarrón, no estudia, reprueba los exámenes, se sienta en la última silla de la fila, hace trampa (una vez lo mandaron a una escuela de superdotados por copiar en un examen) es un baquetón que dentro del salón de clases muestra una conducta disruptiva, no aprovecha el momento del aula por lo que se dá una fenomenología del relajo. Lo único que le interesa es hacer bromas y travesuras por lo que se mete en problemas y los alumnos más grandes lo bullytean y le hacen calzón chino.

Tiene una concepción anarquista de la escuela: no respeta a sus maestros ni al director, ni a ninguna autoridad escolar o familiar. Educativamente, es un nihilista, niega la cultura, odia los libros, no le interesan las cosas trascendentes ni educativas, ni tiene un fin teleológico, no ha definido su vocación, ni amor a la vida, aunque de grande, hipotéticamente hablando, ha sido un demoledor de edificios, un jipi y también un fósil que no puede terminar la primaria y no pasa ni de panzazo.

Pero en una ocasión a Bart le cae el veinte y toma conciencia de su situación, por lo que se preocupa por pasar un examen y hasta le pide a Dios para que ese día no haya clases y tenga tiempo de estudiar. Para su sorpresa se suelta una tremenda nevada por lo cual se suspenden las clases; él intenta estudiar, pero afuera hay niños jugando y divirtiéndose en la nieve, Bart es muy lúdico y lucha contra sus debilidades, pero al fin de muchos intentos y a pesar de todas las distracciones logra estudiar y pasa su examen con una calificación baja, pero él se alegra como si su hubiese sacado la lotería, pues experimenta una pequeña autorrealización momentánea.

En otro capítulo Bart se entrena para ganar un juego de golf y le pide ayuda a Lisa, ésta se lo lleva a escalar montañas y practica yoga, hasta le propone koanes (acertijos budistas) para abrir su mente, ejemplo: “crees que exista el ruido si no hay quien lo escuche” o “qué sonido hace una sola mano que aplaude”. Finalmente Bart gana el juego gracias a su entrenamiento y perseverancia. En estas ocasiones singulares vemos a un Bart diferente a su conducta habitual donde rompe sus esquemas y se muestra diferente porque trasciende en sí mismo.

En otras tantas de sus travesuras le pega un letrero a la espalda del director Skiner (su némesis) que dice: “patéame”, el director se dá cuenta y al mismo tiempo le pone otro letrero a Bart que dice: “edúcame”, pero a Bart nadie lo va a poder formar aunque tenga los mejores maestros, el tiene que educarse a sí mismo como lo ha logrado en estas dos ocasiones. Sin embargo, se le pueden recomendar algunas escuelas como: la Escuela activa, Filosofía para niños, Sumerhill o la del pensamiento complejo de Edgar Morin, ya que él ha asistido a escuelas públicas, privadas y militarizadas que no le han funcionado.

A pesar de todo esto Bart es listo, aunque no encaje en las inteligencias múltiples de Goleman, su inteligencia es maquiavélica, porque puede formular planes ingeniosos para la destrucción, el boicot y el sabotaje. También tiene un lado bueno y tierno en algunas ocasiones, tal vez Bart se parezca a algunos niños globales y postmodernos.



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