jueves, 29 de septiembre de 2011


EN BUSCA DE UN MAESTRO


"Es el año 350 antes de Cristo y la ciudad de Atenas se halla vestida del juvenil esplendor de la sabia Grecia. Hace al rededor de un siglo que el hermoso Partenón corona el monte Acrópolis, paraje de templos que preside la hermosa Atenea, diosa medre de la ciudad.

Por las calles de la metrópoli se acerca un hombre maduro de corva espalda y luengas barbas. Hay pobreza en sus vestidos y vigor en su mirada. A pesar de que el sol abraza la septentrional ciudad, trae el anciano en su mano una lámpara encendida.

- ¿Qué buscas Diógenes? -Preguntan todos- ¿Qué busca el filósofo?

El ilustre pensador los mira queriendo desenterrar la fibra humana oculta en sus corazones, y dice ceremonioso:

-Busco... un hombre íntegro.

Siglos han pasado ya. El tiempo ha semienterrado las memorias pétreas de la ilustre cuidad griega... mas la búsqueda continúa...

¡Mirad los ojos de los jóvenes¡ Susurran quedamente:

-Buscamos un hombre íntegro que sea... nuestro maestro"

(David O. McKay, Pathways to happiness. P. 61.)

Recuerdo a algunos maestros, no solo en su forma de enseñar, sino en cómo son realmente fuera y dentro del aula, cuando se ha convido con ellos. Hay maestros que tienen amplios conocimientos y que saben transmitirlos, además de que son unas eminencias en lo que enseñan, pero que carecen de calidad humana, es decir, que no son íntegros en todos los aspectos de la vida, que no están en coherencia con lo que dicen, piensan, saben y sienten y que no están en armonía con sigo mismos. Pero han existido pocos maestros que nos han formado y que hemos recordado siempre positivamente. Son personas que han influido en nuestra vida, personas de las cuales hemos aprendido algo, aunque no sean exactamente o directamente nuestros maestros y que han cambiado la dirección de nuestras vidas, son los que nos enseñaron con el corazón. El único maestro íntegro que he tenido me enseñó a tener hambre y sed de justicia, a establecer la utopía, la hermandad, el amor y la sociedad perfecta.