miércoles, 25 de julio de 2012

RETRATO ARTÍSTICO DEL FILÓSOFO


Pensar es una actividad individual, no creo que pueda ser concebida de otra manera. El filosofo vive pensando, sumergido en ese dialogo con sí mismo que, sin embargo, es un diálogo con todo . Esto lo recubre de un matiz muy especial: la soledad. Aquel que comienza a preguntarse por el sentido de todo cuanto hay, o el por qué de lo existente, está pisando un terreno en el cual ha de caminar solo, por parajes extraños que le provocarán los sentimientos más diversos.

Filosofar es encontrarse parado frente al abismo y no saber si saltar o ya se está cayendo; es estar por la noche frente a la nada para despertar en la mañana frente a todo. Entonces se confunden la muerte y la vida en una desesperada carrera que puede dirigirse en dos rumbos: encontrar quizás un sentido, por mínimo que sea, y morir en la paz de una respuesta; sí, morir, porque la filosofía muere cuando responde preguntas. O seguir una y otra vez frente a cada respuesta para cuestionarla hasta el infinito.

Pero el filosofo recorre ese mar oscuro únicamente de la mano de su cordura, de su olfato racional y de su cúmulo de creencias que más de una vez han de ser puestas bajo el manto hostil de la guillotina. No puede haber alguien que lo acompañe en ese viaje, a veces sin regreso. No hay manera de que otro viva la estación de sensaciones extremas ante la cual este actor de la representación de la razón vive.

Pareciera, entonces, que ser filósofo es ser artista, un ser lleno de bellas contradicciones que desembocan en una resolución final. Empero, el filósofo no absorbe el todo para sintetizarlo en sí mismo y gozar de ello lo cual caracteriza al artista; al contrario, él busca esa función con la totalidad, esa pasión impersonal que le dará la comprensión de lo que siempre ha estado escondido ante sus ojos: lo evidente.

Filosofar es disolver la esencia de “un yo” para expandirse por los vértices de la realidad, es universalizarse con lo que existe. Quizá es una muerte paulatina del individuo hermético que dá paso al renacer de la conciencia. Es entonces cuando la soledad y ese sendero desolado por el cuál el filósofo comenzó a andar se trona en una dimensión en donde él y la realidad se mezclan continuamente en un devenir de situaciones que transcurrirán entre la eternidad del tiempo y la fugacidad de la existencia, esa fugacidad que puede ser retada al buscar la trascendencia  en este mundo y no en el idealismo de una realidad suprema. El filósofo puede dejar su unión con el todo a través de las armas más potentes que el hombre ha creado para sí mismo: la pluma y el papel. En cada letra se eterniza esa comunicación con el mundo mismo y mientras exista otro ser dispuesto a indagar, recurrirá una y otra vez a esas notas que quizá nacieron ante la soledad de una noche de incansable búsqueda, entre la locura, el ser, el tiempo, la nada, el silencio y un individuo corriendo la tinta por el papel.

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Miriam Hernández Reyna (Facultad de Filosofía)
Periódico “Universo” (de la Universidad Veracruzana). 7 de octubre de 2002 No. 77 P. 16

martes, 24 de julio de 2012

UN ANARQUISTA MORMÓN


 
Plotino Constantino Rhodakanaty: Introducción a un Anarquista Mormón

¡Pueblos! No más gobiernos.
¡Gobiernos! No más leyes positivas.
¡Leyes! Protección, naturalidad y nada de embrollos ni de sofismas.
Tal es la triple condición de la regeneración social. –Rhodakanaty, 1877

Introducción

Mientras hablamos con un trabajador de Colecciones Especiales en la Biblioteca BYU, otro trabajador—un joven muy pulcro—escuchó nuestra conversación con la ancianita que nos estaba ayudando.

—Sí, fue el primer converso Mormón en México. Resulta que también fue anarquista declarado.
—Cuál fue su nombre? —interrumpió el joven, con curiosidad.
—Plotino
—Plotino Rhodakanaty—dijo uno de nosotros.
—Hmm, serví mi misión en México, pero nunca he oído de él. —Se encogió los hombros y se fue.

El tema de este artículo mantiene una posición prominente en la historia Mormona, Mexicana y radical; sin embargo, es prácticamente desconocido a los miembros de la comunidad mormona. Plotino Constantino Rhodakanaty, un inmigrante griego a México, que fue contemporáneo de Brigham Young y John Taylor, llegó a ser el primer Mormón, el primer Elder ordenado y el primer presidente de rama en México. Aunque al final dejó la iglesia, a Rhodakanaty no se le puede descartar como “converso débil,” o como uno que no estuviera dispuesto a hacer sacrificios. Al contrario, Rhodakanaty estaba demasiado dedicado a lo que él entendió como el evangelio. Y su impaciencia con la decisión de los líderes de la Iglesia de no implementar asentamientos comunales al estilo Orden Unido en México durante ese periodo temprano le costó a la iglesia un aliado entregado y ardiente.

Rhodakanaty también fue de las primeras influencias radicales en los movimientos obreros, agrarios y anarquista-socialistas en México. Su panfleto “Cartilla Socialista-Republicano” fue de los primerísimos folletos socialistas en México y expuso una visión por comunidades socialistas utópicas. Al llegar a México, inmediatamente abrió una escuela para campesinos e indios, fundó la primera organización socialista en México (La Social), organizó el primer congreso obrero y fue un defensor comprometido a los derechos de la mujer.

Esperamos proporcionar una breve introducción a este personaje oscuro sin embargo importante en la historia mormona, Mexicana y radical. También nos interesa explorar brevemente lo que fue del mormonismo que atrajo este joven radical. Encontramos a Rhodakanaty una figura inspirador que personifica las paradojas aparentes del intentar reconciliar las ideas religiosas y políticas a una cosmología integral. Además indica una crítica sistemática del capitalismo en términos ético-espirituales que busca proveer una resistencia significativa y constructiva, y alternativas a las injusticias creadas por ese sistema.

Vida Temprana e Inmigración a México

Plotino Constantino Rhodakanaty nació en Athens, Grecia el 14 de octubre de 1828. Su madre fue austriaca y su padre fue griego; ambos venían de orígenes cómodos. Su padre fue doctor y escritor, pero murió en combate durante la exitosa guerra griega de independencia del Imperio Otomano. Luego Rhodakanaty se mudó a Viena para vivir con su madre y la familia de ella donde también comenzó sus estudios en medicina. En 1848, el joven estudiante se mudó a Berlín para continuar sus estudios, pero pronto comenzó nutrir un amor profundo por la filosofía. En particular le gustaba Hegel, pero leía ampliamente. Mientras era estudiante en Berlín, se involucró en la política y viajó a Budapest para participar en una revuelta a favor de la independencia de Hungría, la cual fue brutalmente sofocada.

En 1850 Rhodakanaty viajó a Paris donde se quedaría hasta 1857 para conocer personalmente a uno de sus escritores favoritos: anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon. Mientras estaba en Paris, Rhodakanaty continuó su estudio de la filosofía y aparentemente conoció a varios exiliados de México que le dijeron al joven idealista en cuanto a la intención del Presidente de México Ignacio Comonfort de promover la colonización al ofrecer terrenos a los extranjeros dispuestos de establecerse en México. Entusiasmado por la posibilidad de tierra gratuita, Rhodakanaty se mudó a España para aprender el español en preparación para viajar a México. Sin embargo, en 1857 Comonfort fue depuesto en las guerras de La Reforma. Al escuchar las noticias Rhodakanaty decidió quedarse en España y continuar su estudio del español y publicar su primera obra filosófica titulada “De la Naturaleza.”

Los Fundamentos Filosóficos y Políticos de Rhodakanaty

A muchos Mormones el intentar reconciliar la filosofía y el evangelio les parece un asunto arriesgado. Pero fue precisamente a causa de su educación sólida en la filosofía que Rhodakanaty llego a aceptar las enseñanzas de la Iglesia mormona. Cuando encontró El Libro de Mormón en 1875, él comprendió sus enseñazas como una confirmación de la filosofía que él había desarrollado tras muchos años de estudio intenso de la metafísica y la filosofía social.

Rhodakanaty recurrió a varios pensadores, principalmente Baruch Spinoza, Charles Fourier, Joseph Proudhon y Friedrich Schelling para desarrollar un armazón que eventualmente llamaría “Metafísica Transcendental.” Los principios fundamentales de su pensamiento trataban de la conexión esencial y la armonía potencial que él pensó que existía entre el mundo humano y el natural, la accesibilidad de Dios, el carácter fundamentalmente social de los seres humanos, y la perfectibilidad de los individuos y de las sociedades.

De todos los filósofos que Rhodakanaty estudió, Spinoza probablemente le tuvo la influencia más profunda. De Spinoza, retuvo la idea que la naturaleza es, de cierta manera, coextensivo con Dios, que no es necesariamente decir que sean la misma cosa, sino que Dios no exista fuera de la naturaleza; más bien, ambos existen en el mismo plano y todos los atributos de la naturaleza siguen necesariamente de los atributos infinitos de Dios. Así que ambos son partes de una totalidad en la cual Dios es la fuerza creativa infinita. En otras palabras, hay una analogía estructural entre Dios y la naturaleza y, ya que los seres humanos son parte de la naturaleza, entre los humanos y Dios. Además—y en esto recurrió a Schelling así como a Spinoza—la psique humana se considera tan real como el mundo objetivo, como incrustado en este. Por lo tanto, Rhodakanaty pensaba que los seres humanos eran capaces de entender la estructura originaria de la armonía entre Dios, la naturaleza y los individuos y las sociedades humanas. Se podrían resolver los problemas y desequilibrios sociales, entonces, por medio de un esfuerzo de entender esto y luego reorganizar las sociedades de acuerdo con esta armonía necesaria y natural.

Rhodakanaty contrapuso su pensamiento a los modelos positivistas predominantes de su día, que, dado el hecho de que el positivismo llegaría a ser algo como doctrina oficial del Porfiriato—bajo el cual luego viviría en México—fue una jugada concienzudamente política. El positivismo, para simplificar un poco, es esencialmente la teoría de que solamente lo que se puede verificar empíricamente se puede considerar real o verdadero. Rhodakanaty criticaba este modo de pensar porque solamente podía explicar, de una manera a posteriori, eventos aislados perceptibles por medio de la experiencia sentida individual. Vio este método como terriblemente limitado ya que no podía explicar la realidad de la psique, la existencia de las verdades morales, ni la armonía e interconexión de la naturaleza que él consideraba tan fundamental. Además, según el parecer de Rhodakanaty, el positivismo se aliaba completamente con el capitalismo explotador y el gobierno opresivo ya que, por una parte, solía justificar la ideología de competición individualista despiadada del capitalismo y, por otra parte, se usaba frecuentemente para respaldar la política de diseños sociales jerárquicos.

De ninguna manera se oponía Rhodakanaty a la ciencia o al concepto del progreso que tanto motivaba mucho del pensamiento de su tiempo. Lo que criticaba en muchos armazones filosóficos, políticos, y económicos del siglo XIX fue la manera en que el individuo se veía principalmente como la fuerza motivadora y el fin supremo del progreso. Desde la Ilustración, los pensadores habían llegado a ver al individuo como perfectible y, por lo general, las cuestiones políticas se reducían al asunto de cómo mantener la sociedad estructurada de tal manera que la gente no violara los derechos del individuo ni impidiera el desarrollo de este. Rhodakanaty estuvo de acuerdo que las personas eran perfectibles pero llevó esto más adelante, diciendo que las sociedades—lejos de ser meramente un mal necesario—también eran perfectibles y, además, eran una condición para la perfección individual. En su manera, proponía divergir de la idea de Rousseau del contrato social, el cual esencialmente tomaba a la sociedad como mecanismo para proteger a los individuos de otros individuos. Él estuvo de acuerdo que el vivir juntos obviamente suponía un pacto, pero que este pacto llevaba a un estado de existencia más alto y armonioso, sin el cual no sería posible el progreso. Para Rhodakanaty no había individuos perfectibles sin sociedades perfectibles.

En la versión del contrato social de Rhodakanaty, no era necesario que el gobierno impusiera el orden desde arriba ya que la gente no le entraría por el miedo de unos a otros sino por un deseo mutuo de progreso colectivo. Además, él pensaba que los gobiernos jerárquicos por lo general eran el origen de los problemas que pretendían resolver. En este punto, Rhodakanaty fue influenciado por el filósofo social Charles Fourier y el anarquista Pierre-Joseph Proudhon. Para estos pesadores, muchos si no la mayoría de los problemas sociales eran el resultado de las instituciones políticas que invariablemente se desequilibran a medida que los intereses más poderosos llegan a dominar los con menos poder. La salida de este estado de desequilibrio era simplemente dejar atrás la idea de las organizaciones políticas autoritarias y empezar a organizar pequeños grupos sociales de las bases, fundados en los principios de igualdad e interdependencia. Las organizaciones más grandes se formarían de una manera sobretodo espontanea mientras los colectivos se confederaban los unos con los otros. Rhodakanaty pensaba que tales organizaciones sociales eran completamente naturales y de acuerdo con el principio de la armonía.

Plotino creía plenamente que una asociación armoniosa entre los individuos, la sociedad, y la naturaleza era no tan solo natural sino también inspirada por Dios. Él creía que este estado de colectivismo y equilibrio se podría obtener en este mundo, y que correspondía a los seres humanos no esperar que llegara desde lo alto sino trabajar activamente para llevarlo a cabo. Como él lo expresó, “de nosotros depende. . . hacer descender el cielo a nuestra alma, porque el reino de Dios está en el interior de la conciencia humana.”

De acuerdo con Proudhon, Rhodakanaty apoyaba una “república de trabajo,” en la cual las diferencias entre los individuos se armonizarían a medida que todos, por medio del trabajo, contribuían activamente sus destrezas especiales al organismo colectivo. Entonces no es difícil entender como él pudiera ver en la doctrina mormona, particularmente los principios del Orden Unido, tanto una confirmación como una realización del armazón filosófico que él había montado.

Llegada a México y Conversión al Mormonismo
Al recibir noticias que las guerras de La Reforma se habían terminado, en 1861 Rhodakanaty no perdió tiempo en irse a México y llegó a Veracruz vía barco de vapor en el mismo año. Él inmediatamente se dirigió al capital, la ciudad de México. Al llegar Rhodakanaty, inmediatamente comenzó a elaborar su visión. Comenzó con publicar un artículo titulado “La Cartilla Socialista-Republicano,” la cual expuso el programa de Charles Fourier del socialismo agrario. La Cartilla fue uno de los primeros folletos socialistas publicados en México y comienza con preguntar:

¿Cuál es el objeto más elevado y razonable a que pueda consagrarse la inteligencia humana? La realización de la asociación universal, de individuos y de pueblos, para el cumplimiento de los destinos terrestres de la humanidad.

La Cartilla y sus escritos sobre Spinoza comenzaron a atraer algunos seguidores leales entre mexicanos radicales en ciernes, incluso el estudiante Francisco Zalacosta. En 1863 Rhodakanaty, con otros, formó el Grupo Socialista Estudiantil, después llamado La Social para diseminar un mensaje de la abolición del estado, colectivismo, fraternidad universal e igualdad.

Rhodakanaty luego decidió enfocar sus esfuerzos en los campesinos que él creía que ya tenían tendencias comunitarias y socialistas a pesar de ser oprimidos y explotados por los hacendados ricos. Para hacer esto, Rhodakanaty se mudó a la región de Chalco donde fundó una escuela llamada La Escuela del Rayo y del Socialismo donde enseñaba el alfabetismo, técnicas de organización y el socialismo anarquista Fourier-Proudhoniana. Zalacosta pronto se unió con él y enseñaban juntos por más de dos años. En 1867 Rhodakanaty se mudó de vuelta a la ciudad de México, con la confianza de que Zalacosta, y antiguo estudiante Chávez López podían continuar la escuela.

De nuevo en la ciudad de México, Rhodakanaty continuó a escribir y organizar, y comenzó a trabajar por una iglesia evangélica enseñando la filosofía y el griego. Pero en 1875 dio con algunas secciones del Libro de Mormón traducido por el reciente converso filipino Melitón Gonzalez Trejo y el explorador fronterizo Daniel W. Jones. Según las memorias de Jones, Rhodakanaty les escribió varias cartas a él y a su compañero de traducción Trejo, declarando enérgicamente que había tenido una visión en la cual llegó a saber que el libro era la palabra de Dios. En una carta fechada el 15 de noviembre de1878 Rhodakanaty proclama que había llegado a distinguir la “verdad y pureza de la fe Mormona” por medio de leer el Libro de Mormón.

En el 15 de Diciembre de 1878 Rhodakanaty, junto con tres otros adeptos de la nueva fe, escribieron una carta a Salt Lake prácticamente rogando que mandaran misioneros a México, donde aparentemente bajo la orientación de Rhodakanaty había unos veinte miembros de un coloquio que se llamaban Mormones. La carta los presenta como un grupo:

[…] habiendo sido convocados a una junta privada en la propia casa del doctor Plotino Constantino Rhodakanaty, promotor gerente de la misma iglesia con el objeto de organizar un pequeño círculo o congregación de propaganda religiosa y social en esta capital, dicho señor nos leyó al efecto una obra intitulada Trozos Selectos del Libro de Mormón, traducidos al español por los reverendos eíderes Melitón G. Trejo y Daniel W. Jones, cuyo sentido místico y altamente transcendental nos fue después dilucidado por el mismo doctor, quien nos probó y convenció plenamente hasta la evidencia del origen divino de tan precioso libro, y de la alta misión que su doctrina tiene que desempeñar en el mundo obrando por su influencia, toda providencial y divina, una completa palingenesia o transformación humanitaria tanto en el orden religiosa, como también en el moral, social y político.

La carta sigue con declarar que la Iglesia mormona es el sucesor legítimo de la iglesia primitiva, y que los adeptos esperan con anhelo recibir el sacerdocio. La carta está firmada por Dr. Plotino C. Rhodakanaty “Como propagador gerente de la Iglesia,” seguido por otros siente.

Después de una breve correspondencia con Rhodakanaty, John Taylor—en la clandestinidad de mariscales federales porque estaba practicando la poligamia—mandó una delegación de misioneros que llegaron a Veracruz en el 14 de Noviembre de 1879. James Z. Stewart y Meliton G. Trejo, misioneros experimentados que hablaban el español, fueron llamados y acompañados por el Apóstol SUD nuevamente ordenado Moses Thatcher para supervisar y dedicar a México para la predicación del Evangelio. Para el 16 de Noviembre, el grupo había conocido a Rhodakanaty y sus camaradas mormones, y obtenido una impresión favorable del grupo, especialmente de Rhodakanaty, de quien Thatcher escribió en su diario, “El Doctor Plotino Constantino Rhodakanaty se alegró de vernos, y de inmediato tuvimos una buena impresión de su franqueza e inteligencia.” Después de cuatro días de discusión e intercambio intenso, Rhodakanaty y Silviano Arteaga se bautizaron y fueron confirmados. Cuatro días más tarde, Rhodakanaty y tres otros fueron ordenados como elderes y Rhodakanaty fue apartado como el presidente de rama.

En 1880, Rhodakanaty ayudó a traducir el panfleto Una Voz de Amonestación escrito por Parley P. Pratt. Sin embargo, Rhodakanaty pronto perdió la paciencia con los lideres mormones cuando se hizo claro que estos no buscarían implementar comunidades agrarias al estilo Orden Unido en México. Rhodakanaty quería comenzar la obra de transformar la sociedad y esto significaba crear comunidades utópicas socialistas. A pesar de una oferta por un funcionario del gobierno de México conocido de Thatcher, la cúpula de la iglesia rechazó la propuesta de tierra gratuidad para una colonia mormona en Sonora. Si la iglesia hubiera decidido aceptar, es posible que estuviéramos contando una historia muy diferente. Sin embargo, en el 28 de Agosto del mismo año, apenas nueve meses después de su bautismo, se leyó la renuncia de presidente de rama de Rhodakanaty en la reunión sacramental, y Arteaga tomó su lugar.

Después de su renuncia de la iglesia, Rhodakanaty continuó sus intentos de implementar su visión socialista utópica con poquísimo éxito. Una razón fue que la política de México se hizo más sofocante para radicales como Rhodakanaty, quien recibió noticias que su colega y estudiante de mucho tiempo Francisco Zalacosta había sido asesinado por tropas federales. Rhodakanaty tenía una aversión a la violencia, y una esperanza ingenua que los ricos por voluntad propia se convertirían a la nueva sociedad que este esperaba crear. Por este motivo, la cúpula del radicalismo mexicano pasaba cada vez más a las manos de hombres más jóvenes y volátiles como su antiguo estudiante Chávez López.

Según el Presidente de la Misión mexicana Helaman Pratt, en 1886 este visitó a Rhodakanaty con varios otros miembros de la Iglesia para ver si podían reconciliarse con él. El resultado de este encuentro no se sabe; pero parece que Rhodakanaty mantuvo su postura de alienación porque regresó a Europa poco tiempo después.

La Atracción de Rhodakanaty al Mormonismo

A pesar de que la afiliación oficial de Rhodakanaty con la iglesia duró solamente nueve meses (según lo que sabemos), este afirmaba ser Mormón, y estaba leyendo y ensenando del Libro de Mormón desde 1875. Que fue lo que atraía este declarado socialista-anarquista a proclamar que la Iglesia Mormona era verdadero y puro?

Lo más importante, Rhodakanaty puso a Cristo en el centro de su filosofía panteísta spinozana. Para él, el socialismo tuvo sus origines en el cristianismo y, en su forma ideal, la religión no era nada más que “la caridad organizada.” Rhodakanaty fue crítico de las doctrinas tanto del Catolicismo come del Protestantismo que justificaban el dominio de los pocos sobre los muchos por amenazar con la predestinación por una parte y con el purgatorio por la otra. Muchas religiones afirmaban que la fe es suficiente, pero para Rhodakanaty el cristianismo verdadero tiene que afirmar la acción moral, igual como el refrán conocido “la fe sin las obras está muerta.” Para Rhodakanaty, la única forma legítima del cristianismo fue la iglesia primitiva, y notó que la estructura de esa iglesia era igualitaria, en cuanto al cual declara que “los primeros cristianos fueron en esencia democráticos.” Para Rhodakanaty el evangelio es un plan de redención social enraizado en los valores de igualdad, solidaridad, caridad, justicia, libertad y amor fraternal. Una sociedad gobernada por estos valores solamente se podría implementar por una forma pura del cristianismo que no dependiera de la fuerza cruda ni la coacción.

En el mormonismo, Rhodakanaty encontró una iglesia que afirmaba parecerse a esta iglesia primitiva en su estructura y sus ideales; sin embargo, como seguramente se dio cuenta Rhodakanaty, no fue tan democrático como él quizás esperaba. Las primeras comunidades mormones también practicaban una forma de socialismo agrario, especialmente durante el período cooperativo que duró aproximadamente entre 1850 y la muerte de Brigham Young en 1877. Sin duda Rhodakanaty había oído de la propiedad comunal, de las empresas conjuntas, los valores no competitivos, un énfasis en la autosuficiencia, y el carácter trabajador de las comunidades mormonas.

Los pasajes del Libro de Mormón que Rhodakanaty leyó probablemente describieron el destino de la gente indígena de Norteamérica, los cuales se creía que eran los antepasados directos de los Lamanitas en el Libro de Mormón. Rhodakanaty tenía un interés profundo en los pueblos indígenas y quería edificar una Nueva Jerusalén y “ver a la gran Tenochtitlán transfigurada en unión de todo el globo circundando por unos nuevos cielos y una nueva tierra que serán la Jerusalén celestial del apocalipsis.”

Conclusiones y Estudio en el Futuro

Aunque Rhodakanaty no llegó a durar como miembro fiel de la comunidad mormona en México, su sofisticación filosófica, su influencia amplia en la política radical de México y su entrega a edificar una sociedad nueva basada en las éticas sociales cristianas nos debe llevar a considerar las perspicacias y los enlaces que él proporciona con respecto a dos mundos que rara vez se relacionan: el mormonismo y el anarquismo. Esperamos ilustrar algunas de estas perspicacias por medio de una serie de artículos próximos en los cuales proveeremos observaciones mas detalladas de la biografía, filosofía, y teología de Rhodakanaty.

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Por Jason M. Brown y Christopher J. Nielsen
Traducido por George E. Brooks

http://themormonworker.net/past-issues/mw-issue-9/plotino-constantino-rhodakanaty-introduccion-a-un-anarquista-mormon/

jueves, 19 de julio de 2012

LA NIÑA DE BLANCO


Se dice que el obrero trabaja con las manos, los artesanos con las manos y la cabeza, y el artista con las manos, la cabeza y el corazón. Si no se pone el corazón en la obra, no hay arte.

Describir lo que significa poner el corazón en la obra, es tan difícil como tratar de describir un sentimiento estético o espiritual; parece que tales sentimientos se verifican y se comprenden solamente mediante la experiencia. Cuando diversos elementos armonizan, aun cuando sea por un fugaz segundo, cuando todas las piezas de un rompecabezas quedan en el lugar que les corresponde, se experimenta un sentimiento de congruencia o exactitud; esta revelación va muchas veces acompañadas, o da origen, a una respuesta emotiva cálida y maravillosa.

La grandiosidad de las obras de whistler se debe al sentimiento de exactitud que inspiran. Sus pinturas no tienen la intensión de relatar una historia, pero son puramente estéticas, y algunos las califican de espirituales.

“La niña de blanco” es un buen ejemplo de ese sereno sentimiento de exactitud: la combinación adecuada del tema, su contenido y forma. Las cualidades estéticas se evidencian en la pureza de la expresión pensativa de la niña y en la sencillez de su vestido blanco. La imagen subsiste en nuestra memoria y recordamos con placer su belleza.

Sería interesante comparar esta pintura con la última estrofa del poema de Wordsworth, “Vagué solitario como las nubes”, y aunque el tema no es el mismo, sugiere cierta relación:

Muchas veces, estando recostado,
En actitud ociosa o pensativa,
Hasta ese ojo del alma han penetrado
Que es la dicha de la vida reflexiva;
Mi corazón entonces de alegría rebosa
Y con los narcisos en bailar se goza.

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Por James Abbott Mcneill whistler (Estadounidense, 1843-1903)
Pintura de la Galería Nacional de Londres
Comentario por Floyd E. Breinholt.

-Revista de la Sociedad de Socorro. Septiembre de 1970. P.  690.

martes, 10 de julio de 2012

MELANCOLÍA Y CONOCIMIENTO





“Sobre mi cráneo inclinado planta su bandera negra”
BAUDELAIRE

       Cuando la melancolía planta su bandera negra izándola hasta la cúspide de lo sublime, nos adentramos en una meditación sombría y conocemos más de cerca el mundo de las desilusiones junto con sus miserias, aunque no carentes de sentido; donde están aquellos y los otros, los que miran con una visión específica la realidad en toda su globalidad incesante que perciben una concepción personal del hombre y de la cultura. 

Donde los espíritus melancólicamente activos que se adentran en un doloroso abismo sin tiempo, cuando el extremo pesimismo invade su atmosfera de reflexión y se repliegan hacia el pensamiento que converge unidireccionalmente y no se desvía a los lados de los objetos efímeros carentes de interés. Un anhelo que intentan alcanzar en su propio ensimismamiento de soledad y de alejamiento auto impuesto por temor a las distracciones externas.

Pero en su fría meditación, se pregunta una y mil veces lo que en verdad quieren saber: ¿qué provoca las tristezas infinitas de grises matices, a todos los hombres que se aferran la efímera alegría; las desilusiones que regresan y se van una y varias veces; el tedio que nos invade en compañía de la desesperación; el desencanto del mundo, de las personas y de la realidad; el pesimismo que con sus talantes garras nos atrapan cuando queremos escapar para siempre; la depresión con su nube negra y la malograda melancolía absoluta? 

Incesantes sentimientos dentro del hombre que lo obligan hacia lo trágico de la vida; que, para el pensador, son entidades preocupantes de comprensión ontológica. Son en sí una metafísica de los sentimientos opositores a la verdadera alegría de la vida: una barrera,  un puente en medio del abismo que nos ocupa actualmente para poder traspasar la herida de nuestra caída o de nuestro descenso voluntario, cuando nos arrojamos a ese abismo demencial, que se anhela comprender a toda costa; mientras pisamos el fondo y nos enfrentamos a nuestro objeto de conocimiento e intensamente padecemos para entender y comprender la triste la melancolía que está aún más por debajo de ese primer abismo.

Y, otra vez, nos volvemos a arrojar doblando voluntariamente nuestras alas emplumadas de negra sabiduría, mientras miramos hacia un cielo de infinitud inalcanzable iluminado por un sol saturnino que se diluye tras el paso del tiempo y muere en una noche plutónica, esa que puebla nuestro pensamiento cuando somos iniciados en el conocimiento del desencanto, porque sabemos que en parte, este es el peor de los mundos posibles, donde el infierno son los otros.

Esa pesada melancolía que inclina el pensamiento hacia la meditación sombría, hacia la tristeza, la depresión y el sueño que ennegrece la visión del que se encuentra ensimismado y rodeado de ella como una nube abrazadora que amortaja la mente que tiende a levantarse por encima de uno mismo y sobre sí mismo hasta la adversidad. En ese camino que va transitando hacia el conocimiento, un conocimiento distante, alejado del convencionalismo cotidiano, de lo común, un conocimiento subterráneo, una percepción sublime del distante mundo que conocemos superficialmente  que, acuestas del pensamiento encorva nuestra espalda como un atlas oscuro que conoce una totalidad del mundo por que ha besado a la introspectiva hija de Saturno; musa de los pensadores oscuros, de los poetas del epitafio. Que buscan una epistemología de la tristeza, una gnoseología de la desilusión que lo eleven al desencanto del hombre y de las banalidades del mundo.

El adepto conoce la melancolía y no siempre se deslinda de ella, sino que le inspira y le dá fuerzas para conocer la realidad y la usa como una herramienta conceptual y metodológica. Aunque sabe que nunca conocerá la realidad última de todas las cosas porque ignora demasiado, porque anhelando no se harta de lo anhelado, ni de lo alcanzado aunque sienta angustia de lo que no puede conocer y, entonces, añora, otra vez; lo inalcanzado.

 El melancólico que está en el mundo busca ser en el mundo, pero desde otro ángulo, desde lo distinto saliéndose del monopolio de lo razonable padeciendo en el mundo viviendo, actuando en las calamidades que siempre sufre el hombre, conoce con su mente, con su cuerpo y su espíritu, porque los pesimistas saben que nada marcha bien en el mundo.

Con nuestro ojo-desmesurado hemos conocido la desilusión de la realidad y la verdad que nos aqueja como dice kierkegaard, refiriéndose a Job: “No hallaremos un escondite, en todo lo ancho del mundo, en donde no nos alcancen los problemas, además de no saber cuando la aflicción llegará a nuestras casas”… y el sabio Eclesiastés afirma como el conocimiento produce melancolía: “donde abunda la sabiduría, abundan las penas, y quien acumula ciencia, acumula el dolor” Sabemos que con el tiempo caerá al olvido nuestro nombre y seremos como si no hubiéramos sido y nuestra vida se disipará como niebla.

Cuando la melancolía llega a nuestra vida se aferra a nuestro pensamiento izando su bandera negra y aun así seguimos reflexionando con nuestro cráneo inclinado y como pensadores melancólicos conocemos la desesperación, las angustias y las tristezas; sin embargo, sabemos que son efímeras porque hemos atravesado cielos sombríos y aterradores antes de ver el sol resplandeciente, ése que brilla en la lejanía, en las afueras y en la tranquilidad de un mundo apacible…